El calostro y su importancia en la adquisición de inmunidad humoral en terneros recién nacidos.
El ternero requiere inmediatamente posterior a su nacimiento cantidades suficiente de calostro para poder desarrollarse de manera adecuada. El calostro es rico tanto en nutrientes como muchos otros factores que promueven la maduración intestinal y la formación del sistema inmunitario en el mismo (1).
Hay que tomar en cuenta que, durante todo el periodo de la gestación, los bovinos no adquieren los componentes necesarios de la madre para defenderse de microorganismos patógenos al momento del nacimiento y tampoco cuentan con un sistema inmunitario adaptativo desarrollado que pueda hacer frente a estas amenazas (2). De hecho, los terneros nacen con agammaglobulinemia, lo que significa que nacen con niveles de anticuerpos en sangre por debajo de un valor de considerado normal, esto los hace vulnerables y proclives a infecciones e incluso la muerte (3).
El calostro soluciona esta falta de anticuerpos proveyendo de protección al ternero durante las primeras 2 a 4 semanas de vida. Este ultimo es particularmente rico en inmunoglobulinas IgG, IgM, e IgA, además de muchos otros componentes. Después de consumir el calostro los terneros obtendrán unos niveles aceptables de estas inmunoglobulinas protectoras en sangre en corto tiempo. Consecuentemente, los terneros que no consumen calostro no poseen niveles detectables de inmunoglobulinas en suero ni siquiera al tercer día de vida (4). Evidentemente esta situación se traduce tanto en complicaciones severas como altas tasas de mortalidad en los mismos (5).
Sin embargo, es necesario recordar que hay diferentes tipos de calostro con distintas propiedades. Por ejemplo, el calostro que contiene la mayor cantidad de inmunoglobulinas y proteínas, y por ende el mejor, es el calostro del primer ordeño. En los siguientes ordeños, dígase el segundo o el tercero, esta concentración sobre todo en inmunoglobulinas se reduce considerablemente (6).
Varios factores deben ser tomados en cuenta respecto al paso de las inmunoglobulinas presentes en el calostro hasta el suero de los terneros. Primero, los terneros solo pueden absorber las inmunoglobulinas presentes en el calostro por un periodo de tiempo determinado, menos de 24 horas de nacido (7). Incluso, siendo mas precisos, después de las 12 horas de nacimiento comienza el proceso de cierre o terminación intestinal a la permeabilidad de las inmunoglobulinas. Este ultimo proceso incluso se acelera cuando los terneros son alimentados de manera temprana. El termino cierre o terminación intestinal a la permeabilidad de las inmunoglobulinas significa que el proceso que permite absorción de macromoléculas (inmunoglobulinas en este caso) desde el sistema intestinal a la sangre, se detiene (8). Esto representa que los terneros recién nacidos que consuman calostro, independientemente del valor de inmunoglobulinas que este contenga, no podrán absorber esas inmunoglobulinas 12 horas posterior a su nacimiento.
Varios autores buscaron determinar cual era la cantidad optima de calostro requerido, cuando había que darlo, y que era todo lo que estaba ocurriendo en esas primeras 24 horas en cuanto a la absorción de inmunoglobulinas e inmunidad en el ternero.
Al final de los años 70, Stott y colegas publico una serie de artículos (8, 9, 10 y 11) que buscaban clarificar y definir los principios básicos de la alimentación con calostro en terneros recién nacidos para adquirir funciones inmunológicas esenciales aparte de otros aspectos críticos en el desarrollo del mismo.
En el primer estudio (8), fue evidente que los terneros recién nacidos que consumieron calostro de manera mas temprana (menos de 4 horas de vida) también tuvieron cierres de la permeabilidad intestinal hacia las inmunoglobulinas de manera mas temprana. Igualmente, si se demoraba en alimentarlas con el calostro, los terneros tenían menos tiempo disponible para adquirir la inmunidad requerida. De hecho, la mitad de los terneros que fueron alimentados con calostro a las 24 horas de vida fallaron en obtener niveles séricos de inmunoglobulinas, mientras que, todos los terneros alimentados antes de las 12 horas de vida lograron absorber las mismas.
Otro estudio importante realizado por los mismos investigadores logro definir un volumen optimo de calostro que debían recibir los terneros para adquirir la inmunidad pasiva. Estaba claro que, el mejor tiempo para los terneros consumir el calostro era menor a las 12 horas de vida, con el beneficio máximo menor a las 4 horas. También fue claro que alimentar a los terneros con 2 litros de calostro en vez de 1 o 0,5 proveía de mejores niveles de inmunoglobulinas en sangre. Es importante destacar que los terneros que fueron alimentados con 2 litros de calostro en menos de 4 horas de vida, aparte de tener mayores niveles de inmunoglobulinas en sangre, cuando volvieron a ser alimentados con calostro a las 12 horas, estos no tuvieron mas absorción de inmunoglobulinas. Fue evidente para los autores que la cantidad adecuada de calostro era 2 litros respecto a menores volúmenes (1 y 0,5 litros) y el tiempo para alimentar menor a 4 horas de vida, ya que con esos dos elementos se logro obtener niveles aceptables de inmunoglobulinas en suero tanto como promover el cierre de la permeabilidad intestinal (9).
De igual manera, en el tercer estudio (10) los autores notaron que los terneros alimentados con calostro en menos de 4 horas de vida tuvieron los mayores niveles de inmunoglobulina en sangre independientemente de la cantidad de calostro que se les había dado a ingerir (en este caso 0,5, 1 y 2 litros) respecto a horas mas tardías, 8 o 12 horas de vida. Consecuentemente, el iniciar la alimentación del ternero a las 8 o 12 horas de vida con calostro resulto en bajos niveles de inmunoglobulinas en suero. Los autores pudieron concluir que el tiempo es una variable independiente y critica en cuanto a la absorción de inmunoglobulina sin tomar en cuenta incluso el volumen de calostro ingerido.
Sin embargo, los autores también notaron que, mientras mayor volumen de calostro se utilizaba para alimentar a los terneros, los valores séricos de inmunoglobulinas también eran mayores (en este caso 2 litros en comparación con 0,5 y 1). Entonces, hasta este punto estaba claro que, tanto el volumen del calostro como el tiempo en el que es ingerido jugaban de manera independiente roles fundamentales en la obtención por parte de los terneros de inmunidad pasiva (10). Finalmente, en el cuarto y ultimo estudio los autores puntualizaron que hubo un mayor nivel sérico de inmunoglobulinas en los terneros que se alimentaron mediente amamantamiento con respecto a los que se alimentaron mediante biberón (11).
En 1997, Morin y colegas intentaron definir los efectos de la calidad, cantidad y tiempo concerniente a la alimentación con calostro en terneros (12). En estudios anteriores ya era evidente que los niveles séricos de inmunoglobulinas en terneros también dependían de la masa inmunoglobulinas consumida por estos (13), el cual a su vez también depende de el volumen de calostro consumido y la concentración de inmunoglobulinas en el calostro (6). Teniendo esto en mente, uno de los resultados en este estudio indico que los terneros alimentados con calostro alto en concentración de inmunoglobulinas, tenían niveles de IgG séricos mas elevados que los que consumían calostro bajo en concentración de inmunoglobulinas. Subsecuentemente, en este estudio de doblo la cantidad de calostro con la que se alimenta a los terneros, concluyendo que alimentar a los terneros con 4 litros de calostro en vez de 2 proveía de mayor inmunidad a estos. Siempre teniendo en cuenta que los tiempos de alimentación tienen que ser menor a 4 horas (12).
Adicionalmente, otro hallazgo interesante en este ultimo estudio fue concerniente al tiempo de alimentación. Terneros que fueron alimentados con 2 o 4 litros de calostro bajo en concentración de inmunoglobulinas a las 0 horas de vida y luego 2 litros adicionales a las 12 horas de vida, ambos tuvieron niveles séricos de inmunoglobulinas similares a las 48 horas de vida. Sin embargo, ambos grupos tuvieron niveles de inmunoglobulinas séricas por debajo del considerado mínimo para determinar que hubo absorción (10 mg/ml). Otro grupo recibió 2 litros de calostro bajo en inmunoglobulinas a las 0, 6 y 12 horas de vida lo cual produjo un mayor nivel de inmunoglobulinas séricas en comparación con los dos grupos anteriores. Solamente los terneros alimentados con calostro alto en concentración de inmunoglobulinas, lograron obtener a las 48 horas vida los niveles séricos de inmunoglobulinas mínimos de 10 mg/ml. Aparte, las concentraciones séricas de IgG no tuvieron un incremento entre las 8 y 12 horas siguientes de vida cuando los terneros fueron alimentados a las 0 horas de vida. Los autores concluyeron que cuando los terneros son alimentados temprano (menos de 2 horas de vida) con calostro que tenga una alta concentración en inmunoglobulinas, todo el proceso de absorción de las inmunoglobulinas se completa efectivamente en un periodo de 8 horas (12).
Otro estudio por Hopkins y Quigley (14) intento determinar cual era la mejor manera de alimentar a los terneros con calostro para que adquieran inmunidad pasiva. Se utilizaron dos métodos de alimentación con calostro, dar 3,8 litros en una sola oportunidad o dar 1,9 litros en dos ocasiones con un intervalo de 10-12 horas entre los mismos. Los niveles séricos de IgG tanto a las 24 como 48 horas de vida estuvieron por encima de lo requerido para ambos grupos. Aquí se pudo comprobar nuevamente que mediante casi 4 litros de calostro proveniente del primer ordeño dado antes de las primeras 2 horas de vida, los terneros pueden alcanzar los niveles necesarios de inmunoglobulina en suero para combatir posibles infecciones. Los terneros toleraron este volumen mas alto de calostro (casi 4 litros) sin ningún signo de inconveniente.
Uno de los últimos estudios hechos sobre este tópico estuvo en manos de Halleran y colegas (15) el cual arrojo resultados interesantes. En este estudio los terneros fueron alimentados con 4 o 3,7 litros de calostro antes de las 4 horas de vida. El grupo que recibió 3,7 litros también fue alimentado con 1,9 litros a las 12 horas de vida. Por lo tanto, aquí hubo un grupo que fue alimentado con 4 y 5,6 litros de calostro, respectivamente. El grupo que recibió 5,6 litros de calostro, por ende, también ingirió una mayor cantidad de IgG que estaba presente en el calostro, lo cual se tradujo en una mayor absorción ya que los niveles de IgG sérica también fueron mayores. Sin embargo, es importante acotar que en el grupo que se alimento con 4 litros los niveles séricos IgG estuvieron dentro de rangos aceptables.
La calidad del calostro puede ser buena o deficiente, tomando en cuanta de concentración de IgG en el mismo, considerándose uno de alta calidad aquel que contenga una concentración mínima de 50 g/L (16). Existen múltiples factores que intervienen en la concentración de IgG que puede tener un calostro, como la raza y edad de la madre, nutrición, época de los partos, el volumen de calostro producido, entre otros (17). Es bastante evidente que un elemento que depende de tantos factores tenderá a variar ampliamente, y este caso no es la excepción. El calostro puede variar desde niveles inferiores a 50 g/L o incluso multiplicar este numero por tres. Afortunadamente, a pesar de ello, la concentración media de IgG en el calostro es superior a 50 g/L en la mayoría de los estudios (18). Por lo tanto, asegurar que el calostro tenga niveles aceptables de concentración de IgG previo a la alimentación de los terneros, es de suma importancia para lograr la inmunidad pasiva en los terneros.
Cabe destacar que, una de las principales causas del fracaso de la transferencia de inmunidad pasiva, que es lo mismo a una concentración de Ig sérica inferior a 10 g/L en las primeras 60 horas de vida, es la ingesta de bajos volúmenes de calostro. Este último hecho se traduce en posible enfermedad y muerte antes de los 14 días de vida. Los terneros con niveles de IgG sérica superiores a 10 g/L además de la inmunidad pasiva, también muestran un mejor estado de salud y peso corporal, lo que resulta en una primera inseminación más temprana (19).
Para los terneros, obtener la inmunidad pasiva a partir del calostro tiene múltiples beneficios. A estas alturas, existe un amplio conocimiento sobre este proceso y el funcionamiento del sistema intestinal. La alimentación de los terneros antes de las primeras 4 horas de vida, con un mínimo de 4 litros de calostro, el cual aparte debería presentar una concentración adecuada de IgG (al menos 50 g/l), es de suma importancia para que estos adquieran la inmunidad pasiva de la madre.
También es esencial destacar que después de la primera alimentación y en apenas unas pocas horas de vida se acelera el proceso de cierre de absorción intestinal. Una alimentación a base de 4 litros de calostro, con una toma adicional de 2 litros en menos de 12 horas de vida, ha dado resultados ligeramente mejores en el establecimiento de la inmunidad pasiva en los terneros recién nacidos, respecto a solo 4 litros de calostro. Sin embargo, cuando los terneros son alimentados dentro de las primeras 4 horas de vida con la cantidad y calidad de calostro adecuadas, ellos alcanzarán niveles de IgG sérica por encima de 10 g/L a las 60 h de vida, lo cual significa una exitosa adquisición de inmunidad pasiva por parte del ternero. Entonces, se podría concluir que la alimentación con calostro después de 12 horas de vida no mejora aún más esta inmunidad pasiva que el ternero ya ha adquirido.
- sinceramente, Equipo de investigación de Colostro
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